El día que enfermé
Yo, el muchacho solitario, no me sentí mejor en mi vida como el día aquel que, en mitad de la jornada laboral, me puse enfermo y mientras llegaba el SAMUR un compañero desconocido me abrazaba y me hablaba al oído para que no perdiese calor ni la consciencia.
Yo, el muchacho solitario, estaba enfermo y terriblemente solo.
Yo, el muchacho solitario, estaba enfermo y terriblemente solo.
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