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amoresdecuartodehora

En su coche.

-Es que te quiero mucho- Él es un chaval joven con ojos de animal apaleado de no más de 18 años.
-Ya lo sé- A su lado, en el asiento del conductor del coche gris familiar, con cara de suficiencia y dominando el terreno, un hombre bastante más mayor aunque muy cuidado. Debe tener unos cuarenta pero podría pasar por un treintañero recién cumplido.
-Pero tú no me quieres a mí- dice comenzando a besar a su ídolo. El hombre se deja hacer y el chico adula su hombría besando todo su cuerpo con total reverencia. La mano del hombre apoyada en la nuca del chico conduce su cabeza hacia el destino de entrepierna mientras el chico quiere entretenerse en el resto de la piel.
-Alguna vez podríamos quedar para hacer otras cosas, ¿no?- Dice el chico con la cabeza obligada por la mano inquisitiva y la boca ya debajo del ombligo.
-Sabes que no- Dice dejando de hacer fuerza. Y tras soltar una carcajada replica: -Si quieres nos vamos tú, yo y las niñas a pasear por el parque.- El muchacho calla y se seca una lágrima. El hombre mira al frente.
-El otro día te vi con ellas, con tus hijas.- El hombre le mira por fin a los ojos, pero el muchacho acobardado congela la mirada en el suelo del coche.
-¿Con mis hijas?-
-Sí, a la salida del colegio. Vi tu coche y me acerqué a ver si te podía saludar, pero ellas no me vieron... Tú tampoco-
-¿Tú estás tonto? ¿Y si me ven contigo qué coño crees que pueden pensar?-
-Podrían pensar que soy un alumno tuyo o alguien de la catequesis, siempre dices que parezco más niño de lo que soy... que eso es lo que te gusta de mí, que...- El hombre da un golpe en el volante y deja callado al chico.
-¿Te crees que mis alumnos van chupando pollas por ahi al primero que se encuentran?- El muchacho ya no se preocupa de secar una lágrimas que salen sin escándalo pero en una corriente fluida. Se oye el golpe seco y hueco del cierre centralizado de las puertas. El hombre no lo va a echar del coche, tal vez eso sería gastar mucha saliva. Siempre hace lo mismo, cuando quiere que se vaya abre las puertas.
-Si quieres te la chupo- Se vuelve a oir el ruido de los seguros cerrandose.
-Ya era hora de que dejases de decir gilipolleces. Si quedamos ya sabes a lo que vienes. Niño, que no te enteras de lo que yo me juego viniendo aquí y poniendo excusas a mi mujer para que me vengas con niñadas de las tuyas. Si tanto me quieres vas a dejar de hacer el imbécil y a ponerte a lo que tienes que hacer- El hombre se baja la bragueta y vuelve a conducir la cabeza del muchacho con la mano en su nuca a la antena de su placer. El chico calla y se deja conducir como ha hecho todos los viernes de madrugada desde hace dos meses. Pasado un cuarto de hora, con la boca manchada, busca un gesto, una sonrisa del hombre y éste, con cierta condescendencia acaricia la barbilla del chico, que responde con un garabato de sonrisa. Se vuelve a oir el riudo seco del cierre centralizado.

6 comentarios

Anónimo -

es que el jovenzuelo ese vaya preguntitas que tiene, joder... que hay que saber a lo que se está. Pobre catequista, que da lo mejor de sí y se arriesga y viene el otro aprovechado a complicarle la vida encima. Hombre ya...

Moonsa -

Perdón la anonima era yo XDDD

Anónimo -

Todo un toque lo de la catequesis.... No te conocía este rincón, porque ando muy desconectada de blogoland, le estoy echando un vistazo y me gustan las historias. Besos! :***

any -

menos realidad, hombre, que se que tu sabes. Saca ese Lorca surrealista que tienes.

La Misifú -

valla un tio hijo puta... lo peor es q hay gente así.besos te kiero ro

Clara -

Aún no puedo leereme nada, pues estoy busy.
Pero el formato de la web me gusta mucho más.
Estoy deseando acabar la tesis para leermelo todito, y participar, claro.
Este finde si vienes te veo.

Besos 1000