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amoresdecuartodehora

Frente al espejo.

El cuarto de baño era algo destartalado, estaba limpio, pero se notaba que había sido limpiado con la misma parsimonia diaria durante años. Encima del lavabo que nunca dejaba de gotear, con grifos en forma de trébol de cuatro hojas, estaba el espejo, que tenía la doble función de armarito, con los cantos que en algún momento fueron niquelados y brillantes. El espejo tenía el azogue gastado y mostraba manchas oscuras en las esquinas desde hacía muchos años, el empleado número 6325 ya no sabía si esas manchas eran suyas o del espejo. Pero esta vez, cuando cerró la puerta del armarito y se vió reflejado, quedó sorprendido. -¿Quién eres tú?- preguntó a la imagen-. Tal vez fue hace mucho tiempo o tal vez ocurriese hace diez minutos, pero fue en este instante cuando comprendió que habia dejado de amarse.

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