Blogia

amoresdecuartodehora

Y así comenzó

Delante de mis ojos arrasados, como aquella fotografía de Robert Capa, el manifestante esparcía su sangre, aunque había muerto segundos antes por una bala congelada frente a su boca abierta. El grito de libertad quedó ahogado, pero no fue por la bala sino por el rojos de mierda, pistola en mano, vomitado por el antidisturbios segundos antes de comenzar la guerra.

No ser (y 2)

Y un día el sol descendió. Y el hombre asustado dejó de andar.

No ser (1)

Al fondo, donde termina el camino, hay un hombre asustado mirando al atardecer, con miedo al sol que le pueda cegar y a la noche que le disuelva en sombras. Despacio, agarra la punta del dedo y comienza a estirar su piel que se va desprendiendo como la de una manzana.

La miseria amontonada en el camino, la piel, la sangre y algunas entrañas le esperarán de regreso al hombre asustado que volvió a andar al ver que el sol hacía días que no se movía del mismo punto.

Dije adiós.

Cuando colgué el teléfono una enorme grieta surcó la pared y mis ojos. "¿Qué son cinco años?", me dije entonces. ¿Qué era el frio? Lo había olvidado y quería tenerlo para no olvidarlo. Cuando colgué el teléfono se rempieron todos los retratos del salón. Ya no eras. El color de las mantas se volvió gris y el gato se quedó calvo de repente. Cuando colgué el teléfono se estropeó la calefacción y pensé: "He vuelto a casa... qué miseria, aquí era donde ansiaba regresar". Habrá que redecorar.

Como animales heridos.

Ambos se olisqueaban como animales heridos. Ambos con miedo, sin atreverse a levantar el hocico del suelo antes de tiempo. Y así llegó la noche y los dos murieron de frío, uno en el fondo del valle y otro en las altas copas de los árboles.

Xpd??

-XPD??-
-OMG!! Hahahaha-
-XD XQ SLAS PDS-
-jejeje-
-eh!-
-=)-
-Chao-
-Tkm!!-


Y así todo el rato.

Poema

Un poema de hace unos años que, releyendo, me ha gustado. Eso ocurre poco.


Esa terrible paz que son tus alcantarillas,

tus puntos en el cielo,

tu negro zarpear en el silencio.



Vomitados, nosotros, sólo esquemas de almas,

a veces te miramos.

Cielo negro,

de noche y de día nos iluminas

hacia tu negro corazón de madriguera,

y apenas te escriben los poetas,

henchido de saliva ajena

vuelves a vomitar pájaros y crepúsculos.



Gris de noche, gris de día,

cielo en Madrid,

nos iluminas.

Fugaz - Dedicado a Ion.

-A ti te sobra la inspiración- me dijo en un claro tono de aliento.
-¿Tú crees?- respondí yo. Y seguí mirando las estrellas.

Anuncios por palabras

-17/03/06 Bardo: Te vi hace una semana en El Corte Inglés.  Estuviste un rato en la sección de CD’s mirando discos de Rita Pavone. Llevabas una camisa naranja y tu sonrisa me deslumbró. Por cierto, a mi también me encanta Rita Pavone.

-21/03/06 Mirgu: Escribiste hace unos días un anuncio en esta sección con el apodo de Bardo. Creo que te referías a mí. Si no, había una persona más vestida de naranja viendo discos de Rita Pavone (a la que aborrezco) para hacer un regalo. A lo mejor podría quedar contigo... pero ¿cómo?

-22/03/06 Bardo: Después de leer que aborreces a Rita Pavone no sé si debemos conocernos, dejemos correr el agua.

-23/03/06 Mirgu: Cierto, con una marica intolerante y hortera como tú es mejor no cruzarse.

-31/03/06 Bardo: Marica intolerante yo?? Y tú una reprimida sin gusto.

-18/04/06 Mirgu: A la mierda, mañana te veo en El Corte Inglés junto a los discos de la Pavone de los cojones y te parto la boca. A ver si tienes huevos de aparecer.

-26/04/06 Bardo: Me encantaría repetir... esta vez junto a los discos de Fredie Mercury.

Alumbramiento

En la maternidad del hospital una recien parida llora abrazada a su marido.

-El niño nació sano...- explica el médico -...pero se ha dejado morir.-
-Es este maldito aire caliente- musita la enfermera.
-No hemos podido hacer nada- finaliza el médico.

En la maternidad una recién parida continúa llorando abrazada a su marido y comienza un lento suicidio marchitándose durante cincuenta años.

El día que enfermé

Yo, el muchacho solitario, no me sentí mejor en mi vida como el día aquel que, en mitad de la jornada laboral, me puse enfermo y mientras llegaba el SAMUR un compañero desconocido me abrazaba y me hablaba al oído para que no perdiese calor ni la consciencia.

Yo, el muchacho solitario, estaba enfermo y terriblemente solo.

Lágrima

Llorábamos de amor los dos, tal vez felices, porque la noche nos ocultaba a ambos por igual; tal vez tristes porque sabíamos que el día acabaría por llegar.

Una pastilla, dos pastillas, tres pastillas...

-Una pastilla, dos pastillas, tres pastillas...

Las sombras ya se están escapando de las paredes y el sol, aterrado, se esconde tras los árboles del parque. Las ratas, cucarachas e incluso las motas de polvo observan detenidas sin atreverse a moverse un ápice del suelo para no interrumpir la ceremonia.

- Cuatro pastillas, cinco pastillas, trago de whisky...

En la radio alquien canta aquello de Adiós mi España querida. Las noticias siguen aullando muerto disparados por los balcones. El calor se ha detenido y es imposible respirar la ausencia de tiempo.

- Seis pastillas, trago de whisky, raya de coca, siete pastillas...

Una foto con el marco y el cristal roto se tapa la cara para no ver el espectáculo repetido. Suena el teléfono y salta el contestador: "Hola cariño, llegaré tarde a casa... posiblemente no llegue hasta mañana... mucho trabajo, ya sabes".

- Ocho pastillas, nueve pastillas...

Una lágrima, la última, resbala por una mejilla dura y empapada por el sudor. Cae la botella de whisky y el estruendo retumba entre las paredes ya vacías y mugrientas espantando definitivamente a las últimas sombras que se aferraban a las paredes desde el balcón. Un brisade aire fresco, la última, y en la radio termina de sonar aquello de Adiós mi España querida.

Mal visto

Ahí llega, qué guapa es. Siempre sonriendo, saluda a todo el mundo con la misma alegría. Hoy con esas coletas su pelo rubio brilla más que nunca y su tez blanquísima parece el luminoso reclamo publicitario de unos grandes almacenes en los rascacielos de la ciudad. Dentro de un rato vendrá a saludarme antes de que suba yo a trabajar, como hace siempre. Qué agradable se me hace el resto de la tarde recordando el brillo de sus ojos verdes y las cosas divertidas que le han pasado hoy que me cuenta atropelladamente.

Qué guapa es. Qué distinta es al resto. Cómo me gustaría que tuviese 18 años al menos para poder besarla o tener yo 6 para poder jugar con ella a hacer flores de plastilina y regalárselas.

Había vuelto a ocurrir (dedicado a Kike)

Algo había ocurrido, pero ninguno de los dos podía explicar en qué consistía. Se miraron y en sus miradas había un "tú también lo has notado". Era una vibración imperceptible, un leve temblor que sólo unos pocos podrían notar. Y ellos dos, al cruzar sus miradas lo habían hecho. Alguien en Japón también lo había notado, una señora en México se mareó en la calle y un anciano de las Islas Caimán sonrió despues de llevar años sin hacerlo. Sí, había vuelto a ocurrir, dos personas se habían encontrado.

Perpetuum mobile.

-¿Por qué me quieres?
-Porque te necesito.
-¿Por qué me necesitas?
-Porque temo perderte.
-¿Por qué temes perderme?
-Porque me temo a mí mismo.

Silencio.

-¿Por qué me pegas?
-Porque te quiero.
-¿Por qué me quieres?

(Para ahorrar tiempo y espacio, vuélvase a la primera línea y repítase hasta que se canse usted o se cansen ellos, lo primero que ocurra)

El filósofo.

Una vez me enamoré de un filósofo. Éramos muy felices. Cuando se me ocurrió preguntarle: ¿Me quieres? Él me contestó:

-La obvia respuesta a lo que me preguntas no tienes más que analizarla en el devenir de nuestra relación. No obstante el hombre, en tanto que animal, no deja de estar sujeto a múltiples necesidades fisiológicas que tú me satisfaces con muy buen hacer. Pero más allá de esto, la comunión de las almas, el mutuo alimento intelectual que nos profesamos es lo que...-

Le cerré los labios con la punta de mis dedos. No volví a verle más. No sabía decir "te quiero".

Dos

- ¿Me quieres?
- Claro que sí.
- Por un momento vi un brillo en tu mirada que no había visto antes.
- Pensaba en tí.

Carta mental.

Te fuiste para buscarme por el camino equivocado. En vez de encontrarte en mi, te has perdido en otros. Andas con los ojos bien abiertos esperando hallarme en cualquier mirada lanzada de refilón y no sabes que sigo sentado en el mismo sillón desde el que te despedí cuando partiste. Debes tener el alma reencarnada de algún buscador de tesoros que, cuando encontro el cofre, le pareció poco el botín y siguió escarvando hasta enterrarse vivo.

Hoy ha estallado un amanecer rojo y llovían briznas de hierba con tu olor. Lloré de nuevo sentado en mi sillón porque yo he hecho lo mismo que tú. En vez de salir a tu encuentro, en vez de cruzarme en las miradas que le lanzabas a otros, me quedé sentado a esperarte. Será que yo tengo el alma reencarnada de algún rey que esperó que su pueblo le amase a pesar de estar muerto de hambre. ¿Cómo hemos sido capaces de volar el mismo camino sin rozar las alas?

Tu fotografía.

Se lo llevó la "cana" y vos no sabés llorar.

Los labios son como como cuero curtido y las comisuras resbalan la desesperanza, apenas apretadas, esbozando una triste sonrisa. Cuando vinieron a por él con pies cuadrados en la puerta y pistolas en los ojos supiste que ya no ibas a lloras más. Sé que solo he visto una fotografía tuya y también sé que tus ojos se cansaron de llorar y tu garganta de bramar. Tu voz, lo sé, ronca, como de hombre, que resuena ayudada por tus senos aún tersos. En los ojos quedó colgado ese adiós que no te dejaste pronunciar y ahora frente a su simbólica tumba, probablemente descanse en el mar, te dejas recostar como una "pietá" que se deja consolar por Jesucristo muerto.